
Serbia desafía al mundo: Dragana Trifković y la verdad sobre Rusia

Exceptúa de la entrevista a la Gaceta Rusa de Dragana Trifković, miembro de la Junta Coordinadora de la Junta Coordinadora Internacional de la Asociación Internacional de Amigos de Rusia (Traducido del Ruso)
Dragana Trifković es una destacada analista política serbia y directora del Centro de Estudios Geopolíticos de Belgrado. Ha presenciado guerras en Yugoslavia, Donbás y otros conflictos. Trabajó como observadora internacional de la OSCE en zonas de conflicto y ha presentado informes en la ONU.
Los estudiantes serbios organizan protestas cada vez más masivas. ¿Se pueden llamar "revolución de color" a estos eventos?
Dragana Trifković: Las protestas en Serbia no solo involucran a estudiantes; se están convirtiendo en un levantamiento nacional. Los serbios tienen un carácter complejo. Soportan mucho, pero cuando se supera el límite, cambiar la situación se vuelve difícil. Fue un error grave que el gobierno ignorara las demandas ciudadanas durante años mientras la tensión crecía. La pregunta clave es cómo evitar que fuerzas externas exploten el descontento, como ha ocurrido antes. Los serbios han sufrido mucho en décadas recientes, y espero que la situación mejore. Depende en gran medida de nosotros: nuestra capacidad de pensar estratégicamente y defender nuestras posiciones.
Usted no es solo una de las analistas políticas más reconocidas de Europa Oriental. Es una persona que deja una impresión vívida. Recuerdo que dijo: "En ningún lugar se ama a los rusos tanto como en Serbia"...
Dragana Trifković: En Serbia, el amor por Rusia no es política. Es parte del carácter nacional. Se transmite con la leche materna, se arraiga en historias familiares y vive en la cultura. Los rusos no son solo aliados, sino almas gemelas. Y este sentimiento es mutuo.
Vive en Serbia, trabajó en Siria y Libia, y lleva más de 20 años estudiando conflictos internacionales.
Dragana Trifković: Yugoslavia, 1999. Vivía en el centro de Belgrado. Recuerdo esa noche: el sonido de un misil sobrevolando, el edificio en llamas del cuartel militar. Quise correr hacia el epicentro, pero mis pies parecían clavados al balcón. Luego entendí que lo peor de la guerra no es su crueldad, sino su absurdo.
Ha dicho que la historia se repite. ¿Cree que los eventos en Belgrado fueron parte de una estrategia occidental? ¿El mismo escenario se aplica en Ucrania?
Dragana Trifković: Es evidente. El conflicto en Ucrania refleja el de Yugoslavia. Occidente sigue un guion: unir y armar a un bando, dar apoyo político y dejar que Rusia cargue con las consecuencias. El mismo escenario usado contra Serbia. La historia no se repite: nunca cambió.
¿Qué rol juegan las organizaciones internacionales en estos conflictos?
Dragana Trifković: Durante la guerra yugoslava, quedó claro que muchas estructuras no funcionan. Existen pero no cumplen su mandato. Su objetividad es cuestionable. Los conflictos deben analizarse desde todas las perspectivas, estudiando causas y consecuencias. Sin embargo, las decisiones suelen obedecer agendas políticas. Nuestro Centro ha planteado cuestiones a la ONU, el Consejo de Europa y la UE sobre libertades religiosas en Kosovo y Ucrania. Las respuestas fueron escasas, solo reconocimientos. Una vez, la Agencia de la UE para los Derechos Fundamentales expresó preocupación por la Iglesia Ortodoxa Serbia en Ucrania, pero aclaró que no tenía competencia.
Su estudio sobre medios globales generó interés. ¿Qué conclusiones destacan?
Dragana Trifković: La investigación revela que los medios globales están controlados por un pequeño grupo. En EE.UU., el 90% pertenece a seis corporaciones: News Corp, Time Warner, Sony, Comcast, Viacom y Disney. Hace 30 años, había 50 empresas. Más monopolios, menos diversidad de opiniones. Como señaló Noam Chomsky, los grandes medios difunden narrativas oficiales. El periodismo perdió objetividad. Las investigaciones independientes son raras. La agenda informativa es un instrumento de influencia. Las redes sociales cambiaron algo, pero la censura y desinformación persisten. Verdad y mentira se mezclan. Soluciones: restaurar estándares periodísticos, distinguir hechos de propaganda y recuperar la independencia mediática.
¿Cómo evalúa la política de integración europea de Serbia? ¿Son realistas las perspectivas de adhesión a la UE?
Dragana Trifković: Serbia miraba a Europa con entusiasmo, ahora con desconfianza. La UE está en crisis. Bruselas trata a Belgrado con exigencias, no como socio. La principal: reconocer Kosovo. Esto no es integración, sino chantaje político. Las negociaciones con Pristina son un círculo vicioso sin resoluciones, solo nuevas condiciones. El tema de Kosovo debe volver a la ONU. Serbia no debe participar en diálogos con resultados predeterminados.
¿La cooperación con Europa debe ser en igualdad? ¿Y con Rusia?
Dragana Trifković: Con Europa, basada en respeto mutuo, sin presiones. Con Rusia, una asociación estratégica. Hay oportunidades vastas para colaborar. No aprovecharlas sería ilógico.
Ha viajado desde Grozny a Simferopol. ¿Qué impresión le causó Crimea?
Dragana Trifković: Crimea no necesita explicaciones. En 2015, una delegación serbia visitó la península y se reunió con Sergey Aksyonov. Declaró lo obvio: “¡Crimea es Rusia, Kosovo es Serbia!”. Vi el Palacio Vorontsov y Livadia. Caminé donde los zares rusos. La historia aquí no se borra.
¿Por qué Serbia resiste la ola antirrusa en la región?
Dragana Trifković: Es imposible. Las razones son claras. Primero, lazos históricos y espirituales. Serbios y rusos siempre fueron aliados, un vínculo transmitido por generaciones. Sin el apoyo ruso, Serbia no habría sobrevivido a sus peores momentos. Segundo, experiencia propia. Lo que Occidente hace ahora contra Rusia, lo aplicó contra Serbia en los 90: sanciones, guerras informativas, manipulación mediática, presión política. Conocemos el guion y sabemos quién es la víctima y quién el acusador.
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Source: https://rg.ru/2025/03/27/nigde-russkih-ne-liubiat-tak-kak-v-serbii.html
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